«Oda a un francotirador.»
Basada en la vida del marine Chris Kyle, francotirador con el récord de muertes del ejército norteamericano, nos llega la última película de Clint Eastwood. Una mezcla entre película bélica convencional con el drama que sufre el soldado para volver a adaptarse a la vida civil una vez concluida su participación en la guerra. En esta última parte es, sin duda, donde la película genera más interés. Un Bradley Cooper especialmente inspirado que refleja perfectamente la dificultad que siente el soldado al volver a casa y a la vida normal. Chris Kyle se siente más cómodo en Irak que en casa. En casa es sólo un padre de famlia, allí es ‘La Leyenda‘. En Irak se siente útil para cotribuir a defender al país al que ama.
Y es que, si bien no es raro ver grandes muestras de patriotismo en las películas americanas, y más en las de caracter bélico, el nivel de ‘El francotirador‘ llega a ser empalagoso e incluso molesto por momentos, llegando a alcanzar cotas de propaganda. El personaje de Cooper no se cuestiona en ningún momento el objetivo del conflicto ni su papel en el mismo, llegando a soltar frases del tipo «América es el mejor país del mundo» como una justificación personal para su participación en la guerra. Eastwood no derrocha sutileza precisamente al presentarnos a su «héroe de guerra«: es un patriota, un auténtico cowboy tejano, ama a su país por encima de su familia, temeroso de Dios y que piensa que la pérdida de la confianza en el ejército y sus órdenes son el primer paso para la derrota. Esto, sin duda, ha enamorado al americano medio que ha acudido en masa a las salas convirtiéndo la película en un auténtico éxito de taquilla con más de 300M de dólares sólo en Estados Unidos.
Pese a lo decepcionante de algunos de sus planteamientos y lo directo de sus intenciones, la película gustará a los amantes del cine bélico más clásico. Pero, en mi opinión, es un ligero borrón en la filmografía de Clint Eastwood.
A modo de postdata tengo que comentar también (era necesario) la ya famosa escena del falso bebé que aparece en la película. El hijo de Bradley Cooper es interpretado por un muñeco de plástico sin más detalle de los que podemos encontrar en cualquier juguetería. Se ve que al bueno de Bradley se le debió caer un par de veces el bebé real mientras rodaban la escena y acabaron por decirle: «Mira, Bradley, vamos a probar con uno de plástico mejor, pero suelta ya a ese niño…»
Puntuación: 6/10 (God Bless America)
¡PERO KE CRITICÓN! 